EXPOSICIÓN
CÓRDOBA
22.06 - 17.09 Barcelona

Las propuestas son ideas, estrategias y proyectos que dan lugar a experiencias piloto. Afrontan los retos que se plantean de la mano de los agentes implicados y se materializan en un emplazamiento definido de Barcelona o Medellín.

Quaderns - house and contradiction

Casa y contradicción

I

Aunque comprensible, la crítica de Venturi a algunos de los clichés de la arquitectura moderna en Complexity and contradiction no supone en realidad más que un cambio de paradigma, aún restringido al mundo autónomo de las relaciones formales. Así, en las más de 130 ocasiones en que aparecen citados en el libro los términos contradicción o contradictorio, ni una sola vez lo hacen con un enfoque explícitamente político, social o económico. Toda referencia a la contradicción acaba deslizándose, de uno u otro modo, exclusivamente hacia el terreno de la forma: de la escala, de las relaciones entre interior y exterior, entre las partes y el todo, etc. Cualquier posibilidad de interpelación o interpretación política queda así condenada y reducida a la exégesis de lo que en este texto permanece subterráneo y solo silenciosamente insinuado.

Pero, sin obviar las potencialidades de la forma, hay problemas esenciales que escapan a su dominio. Las contradicciones –políticas, sociales y económicas– deberían actuar como detonantes capaces de activar los resortes de la arquitectura, por muy ajena y cómoda que esta parezca desarrollarse a veces en el interior de un mundo autónomo, alejado de las tomas de decisión políticas, donde las tensiones y disensiones a menudo acaban reduciéndose únicamente a problemas estrictamente retóricos, a ejercicios de estilo en que la economía solo supone el establecimiento de unos márgenes de acción higiénicos y abstractos preestablecidos dentro de los que operar.

 

II

Pero originariamente "economía" era el término que servía para designar la administración de los recursos domésticos, la gestión de la casa. La economía pertenecía, por lo tanto, aunque no exclusivamente, a la escala abarcable del hogar, a los límites de lo conocido. Y, no obstante, la domesticidad, como recientemente se ha puesto de manifiesto, también está relacionada de un modo inmediato y frágil con la gran escala de la macroeconomía, sobre la cual la política y el poder ejercen su salvaguarda liberal. Los desahucios, el abandono de edificios de viviendas, barrios enteros vacíos con sus miles de interiores esperando un uso, conectan pequeños universos con una maquinaria global sobre la que los ciudadanos reclaman un nuevo control, una reformulación de lo público y, con ello, del límite entre lo individual y lo colectivo.

 

III

Dedicamos este número de Quaderns a la domesticidad. Pero nos engañaríamos si creyéramos que bajo lo que entendemos por doméstico hay solo nociones como casa, hogar, refugio o intimidad. Lo doméstico conjuga la política con la forma, conecta escalas dispares, extiende su dominio desde la macroeconomía hasta la forma más irreductible de la arquitectura en términos de uso: la habitación, a la que también hemos querido dedicar una parte de este número. La casa, entendida como una agregación de habitaciones, predetermina, a partir de la forma en que estas se relacionan entre sí o de su diferencia de medida, cómo será ocupada y qué tipo de relaciones se establecerán en ella a lo largo del tiempo. Es precisamente en este sentido que la concepción de la forma doméstica se acerca a la política: en la medida en que esta puede perpetuar ciertos clichés y condicionar a lo largo del tiempo la transformación de la esfera doméstica.

Precisamente en esta ambivalencia de escalas vemos como en la definición de domesticidad se dibuja el límite existente entre lo individual y lo público, entre el mundo urbano y la casa, conceptos definidos por un límite borroso en desplazamiento continuo.

Si –tal como nos recuerda Francesc Magrinyà en uno de los textos que abren este número– el filósofo Ju?rgen Habermas ha descrito la génesis de la esfera pública bajo los auspicios de la burguesía emergente y, con ello, la transformación del espacio público que la sustentaba,(1) podemos constatar como, análogamente, este proceso ha derivado en una confusión creciente entre la esfera pública y la privada, acompañada al mismo tiempo por una gradual desconexión entre lo individual y lo colectivo, tal como recogió Sennett en su célebre The fall of public man.(2)

Pero viendo como en la ejecución de los desahucios es precisamente desde la calle, es decir, desde el espacio público, desde donde una parte de la sociedad visibiliza con su presencia el mundo privado,(3) solo podemos pensar en la perversa lógica ideológica de eslóganes que, fortaleciendo estos límites, pretenden hacer de nuestra casa una ficticia república independiente.

Tal vez, al fin y al cabo, la domesticidad no sea más que una excusa para plantearse cómo, a partir de todas estas contradicciones, la arquitectura debe reflexionar para producir ideas renovadas que permitan avanzar hacia la reconquista de lo público.

 

1. Habermas, Ju?rgen. Strukturwandel der Öffenlichkeit [La transformación estructural de la esfera pública], Hermann Luchterhand Verlag, Darmstadt y Neuwied, 1962.

2. Sennett, Richard. The fall of public man [El declive del hombre público], Knopf, Nueva York, 1977.

3. Queremos agradecer esta sugerencia a Xavier Monteys.

CÓMPLICE

COAC
Col·legi d'arquitectes de Catalunya

Quaderns

TEMA

Acceso formal a la vivienda

LUGAR

Barcelona


Barcelona