Las propuestas son ideas, estrategias y proyectos que dan lugar a experiencias piloto. Afrontan los retos que se plantean de la mano de los agentes implicados y se materializan en un emplazamiento definido de Barcelona o Medellín.
La ciudad de Barcelona tiene un 3,8 % de pisos vacíos, lo que representa poco más de 31.000 viviendas. El 92,1 % tiene un uso residencial, un 3,3 % tiene otros usos, como actividades profesionales, y un 0,8 % están en obras.
El libro blanco de la vivienda estipula que para el correcto funcionamiento del mercado residencial se considera apropiado tener un 5 % de pisos vacíos.
Aun así, dar un uso social a estas viviendas vacías ha sido una de las prioridades del Ayuntamiento. Y para hacerlo realidad se han incentivando diferentes vías.
Una de ellas ha sido la compra directa por parte del Ayuntamiento de viviendas vacías, que una vez rehabilitadas se han colocado en el mercado de alquiler. En Ciutat Vella se han adquirido 106 viviendas y en el resto de la ciudad 164 más.
También se ha optado por subvencionar el alquiler social de viviendas en venta que no encontraban comprador, como el caso de los 189 pisos de Regesa en el barrio de Torre Baró, todos ellos en alquiler social en estos momentos.
Y en tercer lugar, se ha incentivado a los propietarios particulares para que cedan su piso al Ayuntamiento y, así, destinarlo también a alquiler social. Esta iniciativa se trabaja con la Mesa del Tercer Sector.
El parque de vivienda de alquiler protegido en la ciudad de Barcelona cuenta con 10.426 pisos. Este parque se ha visto incrementado en un 4 % en los últimos cuatro años, pero el crecimiento más importante se ha dado en los pisos que se destinan a alquiler social, es decir, en los que sus inquilinos solo pagan un 30 % de sus ingresos. En los últimos cuatro años, se ha pasado de tener 1.140 pisos en alquiler social a disponer de 2.300, es decir, se ha crecido un 102 %.
